La indignación me ahoga en un mar de impotencia al saber que la irresponsabilidad política en el ejercicio de la administración del Estado está permitiendo la ofensa permanente, sistemática y planificada a la memoria de nuestros Padres de la Patria e Identidad Nacional. Exponemos a los soldados vigilantes de nuestros espacios aéreos, terrestres y marítimos a la desconsideración de inmigrantes ilegales ante la falta de un adecuado sistema de inteligencia de investigación, a la ineficiente logística operativa así como a la ausencia plena de una soberana política de control y documentación de la inmigración; dignas del sacrificio de los creadores de nuestro gentilicio.
El País y la Sociedad que lo compone se encuentran atrapados entre la depredación carroñera de los bienes nacionales mediante el incentivo a la corrupción, el ejercicio de la impunidad; y las fuerzas externas e intereses internos que con manipulación grosera y chantajes justifican, incentivan y promueven sin ningún régimen de consecuencias la política de arrabalización organizada de la inmigración.
Ante esta dramática realidad de degradación generalizada de la clase politica y descomposición Social dominicana, observamos que hay un país en el mundo al que se le pretende robar con el peor de los manuscrito, desde su identidad hasta su tradición y espíritu de lucha, que por demás se está quedando poquito a poquito sin instituciones ni alternativas de relevo idóneo con capacidad de introducir procesos de cambios concretos en las Políticas Públicas y las Relaciones Internacionales. Solo me queda exclamar desde el mismo trayecto del sol, con el pecho erguido, la frente en alto pero la mirada hacia el infinito; ¡¡¡ Quien Podrá Defendernos!!!